12/07/2010

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Ni aún cuando el sol le tostaba la piel en verano dándole la apariencia de una turista furtiva estaba contenta. Vivía al margen de su propia belleza, apenas consciente de ella cuando los obreros la increpaban por la calle.
En los ojos de otro era cuando se sentía bella, deseada, amada, sin ese espejo no había realidad que alegrase sus días.
El verano estaba lejos, muy lejos, la humedad del otoño empañaba los cristales de su casa sin emitir ni un reflejo.

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