Muy señora mia;Me dirijo a usted haciendo de tripas corazón, colocándome en una posición incómoda y rebajándome en mi dignidad ofendida.
No sabe usted que mi marido está gravemente enfermo, ha abusado de su cuerpo y eso al fin se paga, en su delirio la otra noche mientras lo atendía en mi lecho conyugal pronunció su nombre...maldita sea la hora!, ya ve usted que aún la sueña, ha conseguido lo que yo no he logrado, la sueña, y la dice, y lo que es peor, me ha pedido que le escriba y que le ruegue que lo visite en su últimas horas.
Cumpla con su pobre voluntad y complazca a este despojo que en otro tiempo usted amó.
Yo haré por no estar en casa para concederle este último deseo.
Atentamente......
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Querida amiga;
Tenga a bien escuchar este consejo que le doy, haga como hemos hecho todas las mujeres a las que su marido malquiso; !aléjese de él y no mire atrás!
Atentamente......
